martes, 18 de agosto de 2015

De venezolanos dolientes…



(Escrito el 18 de agosto de 2015)

“Finalmente, como un venezolano común, retomo la pluma, esa que una vez llegó incluso a escribir sola”
ma2c
                Venezuela, que grande es Venezuela.
                “Enigmática”  es la palabra con la que describe un amigo francés con quien hablo muy seguido. Y es que no es para menos, es levantar la mirada y ver la riqueza natural que posee este país, es escuchar el viento, cuando el ruido del calor de la gente lo permite, ese calor natural que no sabe como definir esos amigos “de ya pa’ ya”, esa Sra. que te hace reír hasta llorar con los cuentos de siempre, los de mi tierra.
                Mi hermoso país, ensombrecido hoy en día por un sinfín de epidemias. Y uno sale y pregunta “¿y que hacemos?” y todo el mundo responde “ni el gobierno deja, ni la gente quiere”. Entonces esta respuesta, que es la respuesta de muchos de Uds. que me leen, es la que muy lamentablemente no permite que éste bello, hermoso, “enigmático” país, salga adelante.
                *Dos horas y media haciendo cola por una mantequilla y un kilo de arroz.
                Pareciera que no fuera un título de un país que osa vanagloriarse de ser la primera reserva del mundo en petróleo, también la primera en bauxita en ese nivel, la décima reserva en hierro y la primera en oro de Latinoamérica.
                Y es que el objetivo no es hablar mal de nadie, para nada, sería poco ético, pero es evidente que existen innumerables políticas erradas por parte del Estado que no han contribuido con el desarrollo de las industrias básicas, teniendo en cuenta las enormes reservas que poseemos y lo que pudiéramos ganar con ellas y con un excelente equipo calificado no sólo de técnicos sino de buenos administradores de ese recurso que es de todos.
                Ver la cara de mi gente, mi pueblo, esa gente que se levanta día a día a trabajar por el salario que no le alcanza, rogándole a Dios que el chino de la esquina saque los productos después que termine su jornada. No creo que luego de saber en que país vivimos, y con que recursos contamos, estemos en la penosa necesidad de colocar a nuestra gente a hacer cola por horas y horas por productos de primera necesidad, productos que muy bien pudiéramos estar produciendo a partir de las ganancias holgadas que nos dejarían todos estos recursos minerales.
                **Caminar por el centro de la ciudad y ver mi cara en la cara de la gente.
                Este aparte me hubiese gustado denominarlo de otra manera, buscando así que los Psicólogos de este país no se aprovechen de lo que voy a escribir, pero muy bien podría decirles que ese Viceministerio de la “Suprema Felicidad” debe estar preocupado por su empleo, sobre todo cada vez que sale de la oficina a almorzar al medio día, o cuando finalmente se van a dormir a sus casas: ES OBVIO, un país normal en su sano juicio no puede soportar tantas noticias diarias de cómo estamos, leer declaraciones de los que se oponen y creer que estamos peor, o saber que los que nos gobiernan hasta tienen la razón de vez en cuando, cuando nos hablan “de que pasaría si la derecha endógena, imperialista, bla, bla, bla, nos gobernara…”.
                Mi gente, Uds., los que me leen, que con la cara de humildad, de honestidad, de ganas, cara de venezolano “echao pa’ lante” saben que con muchas de esas ganas no le va a alcanzar llevar el sustento a su hogar. Como explicar que la mayoría de esa gente, que gana diez mil mensual, a lo sumo, gasta sólo en comida hasta treinta mil. Cabe preguntar, ¿de donde están sacando los otros veinte mil para cubrir lo que falta? ¿O no comen? ¿Y no se visten? Por cierto, ¿no tienen familia que mantener? Entonces, por lógica, cabe preguntarse también ¿esa otra parte que cubre lo que falta es legal…?
                Señores, muy seriamente les digo, la epidemia que estamos sufriendo hoy es una epidemia que nos va a costar aproximadamente unos 20 años como mínimo para erradicarla, si no es más. No me gustaría ser tan pesimista, aunque creo que ya lo estoy siendo sin querer, pero, los invito a soñar con un país excelente (no perfecto, ninguno lo es: “lo más cercano a la perfección es la excelencia”), pero, en ese sueño, intenten no contar diez problemas en el corto plazo de los que hoy padecemos, de los que vivimos a diario. O, intenten buscarle solución a esos problemas que se les ocurra sin que aparezcan más problemas. ¿Pueden?
                ***De la Venezuela que tenemos a la Venezuela que queremos.
                Si, está bien, sé que suena muy cliché el título que le coloqué a esta sección, pero no me voy a extender mucho. Sólo me queda preguntarle a cada uno de Uds., privilegiados con internet, además de saber leer, bien, y comprender todo lo que aquí se acaba de escribir, que no tiene nada que ver con política, ¿Qué estás dispuesto a hacer por este hermoso país, el que nos duele día a día, el que nos parte el alma ver tantos videos correr por la redes y ser el hazme reír de Latinoamérica? ¿Cuánto más estás dispuesto a dar, desde tu trinchera, tu computador, celular, tablet, para provocar una verdadera revolución ideológica en pro de un mejor país?
                No sé Uds., pero a mi me duele mi país, pareciera que la neblina de 5 am. me reclamara por qué no lucho por ser un mejor amante de mi tierra, que ese Sol de las 7 am. me interpelara y me exigiera dar más cada día, aún cuando creo que lo estoy dando todo, pero sobre todo, y sé que a muchos como a mí les pasa, pareciera que esa Madre, esa Novi@, esa Espos@, esos hij@s, nos reclamaran el por qué este país que no se entiende por los cuatro costados, y aún así hay gente que sigue indiferente, igual, como si nada pasara. Posiblemente como tú.
                Sólo me queda desearles un gran abrazo. De hermanos. De venezolanos dolientes.
               
"El secreto de la sabiduría, del poder y del conocimiento es la humildad" — Ernest Hemingway